Mucho antes de que Venezuela tuviera ese nombre, el Mar Caribe estuvo lleno de piratas. La guerra colonial europea ocasionaba que los países otorgaran 'patentes de corso' a sus barcos, para que pudieran atacar y robar a los barcos de otros países y hacerse con los tesoros que estaban transportando de América. Paralelamente, capitanes independientes hacían lo mismo para sí mismos y poder mantener así a su tripulación. Esa es la diferencia entre piratas y corsarios.
El territorio alrededor del Caribe era denominado Nueva España, después de que España y Portugal se repartieran el continente, los españoles crearon una serie de puertos, entre ellos el de Maracaibo. Así, el territorio venezolano pasó a ser una parte importante del comercio venezolano.
Pillajes y abordajes en las costas que bañan la tierra que ahora es Venezuela era el pan de cada día. Ciudades como Puerto Cabello estaban plagadas de bucaneros, corsarios y piratas, y marineros dispuestos a enrolarse en una tripulación.
De hecho, Puerto Cabello creció como ciudad al recibir a gente de otras poblaciones cercanas (especialmente reseñable la de la parroquia de Borburata) que huía de los piratas, si bien la propia Puerto Cabello no fue inmune a estos ataques.
Entre los principales ataques de filibusteros a Puerto Cabello se encuentran los de los famosos piratas John Hawkins y Francis Drake, Christopher Myngs y Michel de Grandmont.
¿Por qué era importante Puerto Cabello para los piratas?
En la época colonial, Puerto Cabello era considerado uno de los mejores puertos del Nuevo Mundo, y se convirtió en un punto importante para el comercio con las Antillas y Europa. Desde Puerto Cabello salía el cacao, el tabaco, el algodón y el índigo.
Tan problemáticos fueron los piratas para Puerto Cabello que se creó una Real Compañía Guipuzcoana, con el objetivo de controlar el contrabando. Esta compañía construyó el Castillo de San Felipe, con el fin de proteger la ciudad y la actividad mercantil de los ataques.
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